La
tala de bosques y la erosión
Las cifras indican que la destrucción de bosques llega en nuestro país a niveles abru madores. Hace 10 años se hablaba de 400.000 hectáreas anuales. Hoy, los más optimistas se sitúan en 600.000 hectáreas en tanto que otros consideran que se están destrozando 800.000.
Datos
muy serios afirman que en el término de doce o trece años se habrán
agotado nuestros árboles y será necesario importar toda la madera
de consumo.
Con
las selvas y los montes se habrá extinguido, también una inmensa
variedad de especies animales y vegetales, que constituyen parte
fundamental de nuestro patrimonio natural y del mundo.
Y
con la destrucción de la vegetación, se agotarán también las
aguas y los suelos. En la actualidad cada año sepultamos en el fondo
mar cerca de 500 millones de toneladas de tierra fértil arrastradas
por los torrentes que, sin obstáculos, desmoronan las laderas
provistas de la protección de la vegetación.
Y
los ríos, destruido el equilibrio de sus cuencas, y deteriorados sus
cursos por el exceso de sedimentación, no tienen ya capacidad de
navegación ni de contención de aguas. En consecuencia, cada año
aumentan las miles de hectáreas inundadas con pérdidas
incalculables, tanto en vidas humanas como en recursos materiales.
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